Luego me comuniqué con Sonia para la tapa. El editor ya sabía que la iba a diseñar ella, así que en realidad fue una tarea que se la impuse. Desde que trabajamos juntas en una editorial, me gustaron sus diseños frescos e innovadores. A través de estos años fui viendo su evolución y el desarrollo de su empresa gráfica.
Sabía que iba a hacer un diseño adecuado al libro y al mercado, pero me sorprendió cuando me mostró la versión final. Logró captar la esencia de los textos e incluso de mí misma.
Cuando la llamé por teléfono para avisarle que tenía que hacer la tapa de mi libro, sus palabras fueron: "Desde la primera vez que leí tus textos soñé con este momento".
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